Categorías de conservación
Ctenomys pearsoni, en Argentina, tiene una distribución restringida a zonas caracterizadas por suelos arenosos próximos a los ríos Uruguay y Paraná. La especie se considera en categoría En Peligro (EN) según el Criterio B1, porque presenta extensión de la presencia de solo 312 km2 y hasta el presente se la encontró en 2 localidades (subcriterio a). Las poblaciones de Ctenomys pearsoni parecen estar disminuyendo paulatinamente su densidad debido al avance de diversas actividades humanas (Subcriterio b). El hábitat de la especie está siendo impactado por plantaciones forestales exóticas, urbanizaciones, turismo, agricultura, ganadería y explotación de yacimientos areneros. Aunque es una especie de aparente tolerancia a disturbios antrópicos, no se sabe hasta cuándo podrán seguir soportando la modificación, fragmentación o reducción extrema de su hábitat. Sería de suma importancia obtener datos de estudios ecológicos de la especie, y relevamientos a largo plazo.
González et al. (2013).
Taxonomía y nomenclatura
Ctenomys pearsoni (Lessa & Langguth, 1983)
Lessa & Langguth (1983) definen esta especie a partir de poblaciones anteriormente asignadas a C. torquatus. Ctenomys pearsoni tiene gran afinidad morfológica y citogenética con especies del complejo Corrientes (e.g., con C. dorbignyi comparte cariomorfo) (Caraballo et al. 2016). Es la especie conocida más variable desde el punto de vista cromosómico, con poblaciones con 2n=56, 2n=58, 2n=64, 2n=66 y 2n=70 (holotipo) sin una diferenciación genética ni morfológica sustancial entre éstos caviomorfos. Fernandes et al. (2012) realizaron un análisis morfométrico del cráneo de C. brasiliensis (especie tipo del género) y sugirieron esa especie podría ser C. pearsoni.
Información relevante para la evaluación del estado de conservación
Si bien las poblaciones conocidas persisten hasta la fecha, se percibe una reducción en la densidad de individuos y/o éstos están concentrados en espacios acotados con cierto nivel de antropización (ejemplo, debajo de alambrados, bordes de cultivos) (Tomasco, obs. pers.). Se infiere una tendencia poblacional en disminución como consecuencia de la pérdida y degradación del hábitat.
Si bien estudios de filogeografía referidos a la distribución de Ctenomys pearsoni en Uruguay con ADN mitocondrial muestran que las poblaciones se han mantenido estables durante un largo período, estando en equilibrio y sin una aparente disminución de la variabilidad genética (Tomasco & Lessa 2007), aún no se han realizado estudios genético-poblacionales en las áreas de presencia de la especie en la Argentina. De hecho las poblaciones de Argentina muestran una alta fragmentación del ambiente de dunas que conforma su hábitat más adecuado de ocupación en la actualidad, registrándose esta especie sólo en sectores relictuales de la provincia de Entre Ríos. Posiblemente los tamaños censales más grandes de esta especie en la Argentina correspondan a las poblaciones que forman parte del Parque Nacional El Palmar (provincia de Entre Ríos), donde se han registrado una densidad muy alta de individuos (Mora M., com. pers.).
Pacifici et al. (2013).
Se conocen varios cariotipos 2n=56, 2n=58, 2n=64, 2n=66 y 2n=70 (holotipo) en la distribución de la especie en la costa de Uruguay. Además de ello, la diversidad genética de la región control del ADN mitocondrial (D-Loop) es moderada, estando en equilibrio (Tomasco & Lessa, 2007). En las poblaciones argentinas no se ha avanzado en estudios que describan los niveles de variabilidad y tamaños efectivos poblacionales. Por otro lado, diversos marcadores mitocondriales sugieren que C. pearsoni es un grupo monofilético bien diferenciado de su grupo hermano (grupo Corrientes) (Caraballo et al. 2016).
Rango geográfico, ocurrencia y abundancia
La distribución actual comprende parte de la provincia de Entre Ríos y suroeste de Uruguay. Su distribución en Argentina esta naturalmente fragmentada debido a que la especie solo utiliza áreas con suelos arenosos. Según los estudios filogeográficos realizados en Uruguay, desde el punto de vista genético parece haber cierta estabilidad en estas poblaciones residentes, estando en equilibrio entre el efecto de diferenciación local de la deriva y efecto homogeneizador de flujo génico (Tomasco & Lessa 2007). Ctenomys pearsoni está presente en regiones arenosas de las costas del Océano Atlántico en el Uruguay y en zonas cercanas a la costa del Paraná y Río Uruguay en la Argentina, áreas que a mediados y fines del Holoceno (aprox. 5.000-600 años A.P.) se encontraban cubiertas por el mar. Es por eso que se estima que estas poblaciones han modificado su distribución sobre las dunas arenosas en los últimos 5.000 años acorde a los cambios en el nivel del mar.
La especie suele presentarse en poblaciones de pequeño tamaño (pocas hectáreas), y dentro de éstas, la densidad de individuos es variable y no hay estimaciones publicadas. Entre localidades, generalmente por particularidades del suelo, no hay tucos. Por sus hábitos subterráneos y su particularidad de ser solitario (un individuo por cueva), las densidades poblacionales son relativamente bajas.
Datos morfométricos
Los machos son más grandes que las hembras, pero no hay estimaciones a nivel de toda la especie.
Rasgos eto-ecológicos
Cortejo y cópula ocurren dentro de cuevas y ha sido estudiado en cautiverio. Las hembras son ovuladoras inducidas por la estimulación cérvico-vaginal del macho. Especie monoestriana anual cuya gestación dura de 105 a 110 días entre mayo y julio y los partos ocurren entre noviembre y diciembre con camadas de hasta 3 crías. Las crías nacen con pelos y ojos abiertos ya desde el primer día y la convivencia materno-filial es de dos meses y medio. Luego los juveniles construyen sus sistemas individuales, momento de máximo riesgo de depredación (Altuna et al. 1999).
Son individuos solitarios, cada uno ocupa una única cueva durante su vida adulta. La estructura de las cuevas no difiere según el sexo. El largo total de las cuevas varió desde 3,8 a 16,7 m y la profundidad del túnel principal varió entre 13 y 45 cm. El área mínima de actividad se calculó entre 2,75 y 11,5 m2, correspondiendo los valores mayores a las cuevas de las hembras adultas (8,4±2,26 m2), mientras que las áreas pertenecientes a los machos fueron significativamente menores (5,8±1,25 m2; Altuna et al. 1999).
Conservación e investigación
Amenazas por grado: de 1 (menor) a 5 (mayor)
El hábitat de esta especie está amenazado por la transformación y degradación debido a plantaciones forestales exóticas, agricultura, ganadería, urbanizaciones y explotaciones de yacimientos areneros. Parte del área de distribución de Ctenomys pearsoni, en Médanos (Entre Rios) se encuentra amenazada por la extracción de arena (Pereira J., com pers.). Además, la especie es perseguida por afectar cultivos, jardines e interferir en la cría de ganado (las galerías pueden causar lesiones en patas de vacas y caballos).
Asimismo, un riesgo potencial aún no evaluado, es la depredación por parte de gatos y perros domésticos, que eventualmente se ha visto que depredan sobre los tucu-tucus (Tomasco obs. pers.), y cuya liberación en áreas naturales no está siendo controlada.
En Argentina, existe una población de esta especie en el Parque Nacional El Palmar, que probablemente sea C. pearsoni. El resto de las poblaciones conocidas para C. pearsoni no se encuentran en áreas protegidas.
Debido a su modo de vida subterránea, esta especie podría ocasionar algunos inconvenientes en los campos de cultivo, por lo que poseen una valorización negativa para el hombre. Pese a ello, estos roedores sólo se distribuyen específicamente en sustratos arenosos, los cuales no presentan mucha interferencia con las áreas de buen desarrollo de humus destinadas a cultivos. La remoción y re transporte de sustrato producto de la actividad excavatoria sería muy beneficioso para los suelos.
Muchos estudios han sugerido que los roedores subterráneos podrían ser considerados como ingenieros del ecosistema. Siendo los que modulan directa o indirectamente la disponibilidad de recursos para otras especies, provocando cambios en recursos bióticos o abióticos (Borghi et al. 2010).
Es necesario conocer la dinámica de las poblaciones de C. pearsoni y el impacto que las actividades humanas están teniendo sobre ellas. Estudios ecológicos y con una continuidad temporal serían de gran importancia para evaluar que tan amenazadas se encuentran estas poblaciones.
Bibliografía
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CARABALLO, D. A., I. H. TOMASCO, D. CAMPO, & M. S. ROSSI. 2016. Phylogenetic relationships between the tuco–tucos (Ctenomys, Rodentia) of the Corrientes group and the C. pearsoni complex. Mastozoologia Neotropical 23:39–49.
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