Categorías de conservación
En territorio nacional argentino esta especie no tiene colonias establecidas, por lo que se la considera una especie errante con registros ocasionales. Sin embargo, globalmente es una especie abundante, con una población mundial estimada en más de 400.000 animales (Hofmeyr 2015; Hofmeyr & Bester 2018).
Por lo tanto, la especie no cumple con ninguno de los criterios de la UICN para ser clasificada en alguna de las categorías de amenaza y se concluye clasificarla como Preocupación Menor (LC).
MMA (2017)
Taxonomía y nomenclatura
Arctocephalus tropicalis (Gray, 1872)
Esta especie también fue nombrada como Arctocephalus elegens, A. gazella y A. tropicalis tropicalis. En el año 2011 el género de esta especie y otros lobos finos fue cambiado a Arctophoca por evidencia de Berta & Churchill (2012). Sin embargo, análisis filogenéticos posteriores determinaron que esta modificación era prematura debido a incertidumbre en la filogenia y el género se mantiene como Arctocephalus para todos los lobos finos del sur, en espera de más investigaciones (Nyakatura & Bininda-Emonds 2012).
Información relevante para la evaluación del estado de conservación
No existe una población residente en el Mar Argentino. Sin embargo en las áreas subantárticas en donde reproduce la tendencia poblacional es estable (Hofmeyr 2015).
estimación en años, calculada para la especie por Pacifici et al. (2013).
No calculada por ser una especie errante con escasos registros en territorio nacional.
Rango geográfico, ocurrencia y abundancia
El lobo fino subantártico reproduce en islas oceánicas que se hallan al norte de la convergencia antártica (Gough, Crozet, Prince Edward, Saint Paul, Ámsterdam, Macquarie y Tristan da Cunha). Esta especie también se desplaza erráticamente hacia el norte de su área de distribución, encontrando individuos en Sudáfrica, Madagascar, Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina, Uruguay y sur de Brasil (Jefferson et al. 1993; Bastida et al. 2007; Hofmeyr 2015; Hofmeyr & Bester 2018). En Argentina se ha registrado la presencia de ejemplares en las costas de Buenos Aires (Bastida et al. 1999, 2007), Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego (Schiavini & Goodall 1990; Crespo et al. 2008), en las Islas Georgias del Sur (Payne 1979), y en las Islas Shetland del Sur (Torres et al. 2012).
En Argentina esta especie no tiene colonias establecidas, por lo que se la considera una especie errante con registros ocasionales.
En Argentina esta especie no tiene colonias establecidas, por lo que se la considera una especie errante con registros ocasionales. Sin embargo globalmente es una especie abundante, con una población mundial estimada en más de 400.000 animales (Hofmeyr 2015; Hofmeyr & Bester 2018).
Datos morfométricos
Rasgos eto-ecológicos
Las hembras alcanzan la madurez sexual a los 4–6 años (Bester 1995) y los machos a los 8 años (Bester 1990). Es una especie poligínica, donde los machos defienden territorios (Hofmeyr & Bester 2018). Los cachorros nacen desde finales de octubre hasta principios de enero, con un pico a mediados de diciembre. El cuidado maternal es extenso, ocurriendo el destete de la cría aproximadamente a los 10 meses de edad (Goldsworthy 2008). Se ha registrado hibridación con otras especies de lobos finos (A. gazella y A. forsteri) en tres sitios donde habitan en simpatría (Hofmeyr & Bester 2018).
Conservación e investigación
Amenazas por grado: de 1 (menor) a 5 (mayor)
Dado que reproducen en islas oceánicas de difícil acceso, se considera que esta especie tendría pocas amenazas antrópicas (Hofmeyr & Bester 2018). Sin embargo, se considera que el cambio climático sería potencialmente perjudicial a través de los impactos en la abundancia y distribución de las especies presa y cambios en las condiciones ambientales (Hofmeyr 2015). Debido a sus hábitos gregarios y su baja diversidad genética, la especie está en riesgo de una mayor mortalidad por enfermedades infecciosas (Ferreira et al. 2008).
Al igual que todas las otras especies de lobos finos del sur, los lobos finos subantárticos fueron sobreexplotados comercialmente durante los siglos XVIII y XIX, y sus poblaciones resultaron reducidas al borde de la extinción a principios del siglo XX. Desde entonces, su población ha aumentado rápidamente y han vuelto a ocupar gran parte de su distribución pasada (Hofmeyr 2015).
El lobo fino subantártico es un depredador tope pelágico, generalista. Se alimenta de peces, cefalópodos y crustáceos (Bester & Laycock 1985; Goldsworthy et al. 1997; Klages & Bester 1998; Robinson et al. 2002; Cherel et al. 2007; Kernaléguen et al. 2012; Makhado et al. 2013) y también se ha registrado el consumo de pingüinos (Paulian 1964).
Bibliografía
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